viernes, 20 de febrero de 2009

Relatos de MIsterio


¿Quieres, Cándida, saber
cual es la niña mejor?
Pues medita con amor
lo que ahora vas á leer.
La que es docil y obediente,
la que reza con fe ciega,
la que canta, la que juega
con abandono inocente;
La que de necias se aparta,
la que aprende con anhelo
como se borda un pañuelo,
como se escribe una carta.
La que no sabe bailar
y sí rezar el rosario,
y lleva un escapulario
al cuello, en vez de collar.
La que desprecia ó ignora
los desvarios mundanos;
la que quiere á sus hermanos
y á su madrecita adora,
La que llena de candor
canta y rie con nobleza,
trabaja, obedece y reza...
¡esa es la niña mejor!

¿Y quieres, por fin, saber,
cual es el tipo acabado,
el modelo y el dechado
de la perfecta mujer?
La que sabe conservar
su honor puro y recogido
la que es honor del marido
y alegria del hogar;
La noble mujer cristiana
de alma noble y generosa,
á quien da su fé piadosa
fortaleza soberana.
La de sus hijitos fiel prenda
y amorosa educadora,
la sabia administradora
de su casa y de su hacienda.
La que, delante marchando,
lleva la cruz más pesada
y camina resignada
dando ejemplo y valor dando.
La que sabe padecer,
la que á todos sabe amar

y sabe á todas llevar
por la senda del deber.
La que el hogar santifica,
la que á Dios en el invoca,
la que todo cuando toca
lo ennobleca y dignifica.
La que mártir sabe ser
y fé á todos sabe dar,
y los enseña á rezar,
y los enseña á creer.
La que de esa fé á la luz
y al impulso de su ejemplo
erige en su casa un templo
al trabajo y la virtud...
La que eso de Dios consiga
es la perfecta mujer,
¡Y así tienes tú que ser
para que Dios te bendiga!

Inmenso y ronco gentío
El monte Calvario llena
Y los espacios atruena
Con informe vocerío.
En la Cruz, cárdeno y frío,
Yace Jesús espirando,
Perdón al Padre implorando
Para el populacho fiero;
María, al pié del madero,
¡Infeliz! está llorando.
-
No es ya la madre dichosa
Que, con dulces embelesos,
Imprimió sus puros besos
Del Niño en la faz preciosa;
No es la madre que, amorosa
Contra el seno estrechaba,
Que en Él su encanto miraba
Y que, con santa alegría,
Si cantando le adorcía,
Cantando le despertaba.
-
Y no es Jesús el infante
Cuya rubia cabellera
Causar enojo pudiera
Al claro Sol deslumbrante;
Ni es el varón que, triunfante,
Palmas y olivas pisando,
Entró en Salem escuchando
¡Hosanna! en glorioso estruendo
¡El está en la Cruz muriendo!
¡Su madre, á sus piés llorando!

Vé la Virgén con tristeza
Rojas sus manos Divinas;
Mira las crueles espinas
Que lacerán su cabeza;
Mira que á faltar empieza
La existencia al Hombre Dios.
Y de tal martirio en pos,
En su pesar tan prolijo,
Que la Pasión de su hijo
Es la Pasión de los dos.
-
Y después...¡El justo espira!
¡Corre aterrado el perverso!
¡Parece que el universo,
Al ver tanto horror delira!
Alzanse los muertos, gira
El trueno en rojo capúz,
Huye asombrada la luz,
Y la tierra se estremece...
¡Y aún María permanece
LLorando al pié de la Cruz!
-
Pura Virgen desolada,
Del Dolor augusto templo,
Yo enternecido contemplo
Tu tristeza venerada.
Y al leer en tu mirada
Martirio que imprime horror,
LLoro de pena y de amor,
Porque comprendo ¡Oh María!
que no hay pesar ni agonía,

Que en María contemplais!
Y aunque en Cruz morir veais
A los hijos que amais tanto...
No es vuestro rudo quebranto
Penseis, con ansia prolija.
Que el pesar de ella os aflija
Y el corazón os taladre,
¡Cristo es hombre! ¡Ella es su madre!
¡Cristo es Dios! ¡Ella es su hija!

"... sentir el dolor ajeno,
¡solo almas grandes lo sienten!
Campoamor
Abandona er llano
juye pa los montes;
que mejón se vive en las soleaes...
que al lao de los hombres.
Orvía tus penas,
trepa á esos lugares;
que en los pueblos todos, no hay mas que mentiras
¡Y odios infernales!
No creas amores
ni sueñes con glorias!
que eso lo inventaron pa descuartizarte
¡Las malas presonas!
Ayá entre las fieras,
y entre los jarales,
está el paraiso de los desgraciaos.
¡De las almas grandes!
.......................
Abandona er llano,
juye pa los montes;
que mejón se vive en las soleaes.

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